el sol le ajó en la cara esa pinta sombría
cuando miraba
lo mirado parecía quemar
y no volvías de sus ojos
nunca
era como si la muerte era
como si
un ojo encerrara al otro
y
te chupaba con su seño arisco
con la opacidad de su ojo de canario
cerraba el párpado y chau
andá a saber adónde estabas
era
cómo decirlo
era mirarse al espejito que guarda la mano
y cuando la mano cierra
era así
parpadear una vez
y saltar al otro lado
no volvías de sus ojos
nunca
era como si la muerte te tapara la boca
como si
todos los que estábamos allí no estuviésemos
allá
mirándola
un ojo encerraba al otro
ella
no tenía la culpa de no amarnos
su caballo hablaba de
amores viejos
y huesos de barrilete en el lomo
era
era como si un cuervo
te culpara de haberla querido
cerrando su ala izquierda frente a la cámara
terminando la película
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